Lima, jul. 17 (ANDINA). Más de 150 familias de las provincias de Huamalies, Dos de Mayo y Leoncio Prado, en el valle del Monzón, se beneficiarán con la ejecución de proyectos productivos de café y cacao que ha implementado la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) en esa zona de la región Huánuco, se informó hoy.
Devida indicó que, para tal efecto, acaba de suscribir las primeras actas de entendimiento con las comunidades de Camote, Milagros, Catalán y Pucayacu, correspondientes al Plan Posterradicación 2013.En el marco de este plan de cultivos alternativos, Devida instalará en las tres comunidades, 90.5 hectáreas de cacao y 61.5 de café. Además, realizará el mantenimiento a 5 hectáreas de cacao y 55.5 de café.
La próxima semana, Devida iniciará la distribución de las bolsas de semillas en las tres comunidades.
Los caseríos Milagros, Catalán, Camote y Pucayacu además serán incorporados al Proyecto de Comunidades Saludables de Usaid/Perú, para promover el liderazgo y las prácticas saludables en sus familias y en la propia comunidad.
El acta de entendimiento contempla la entrega de un equipo de comunicación (bocinas comunitarias), que permitirá a la población contar con un espacio de socialización de información que contribuya a desarrollar estilos de vida saludables.
La firma de las actas de entendimiento contó con la asistencia de la población en pleno, bajo una estrategia de plena participación en la definición de los proyectos para que las mismas respondan a sus reales necesidades.
Todos los programas alternativos irán acompañados por un equipo de profesionales para la asistencia técnica, lo que permita lograr los objetivos previstos.
Los hombres y mujeres trabajadores del campo se mostraron satisfechos y motivados para emprender estas actividades. En la cita resaltaron las acciones emprendidas por Devida, pues se les brindará una herramienta para mejorar su economía y, por ende, sus condiciones de vida.
Fuente: Andina
como es posible pueden confundir al pais y al pueblo , por que la prensa es conformista con la informacion ; en monzon no produce cacao por que no apuestan por otro producto alternativo como por ejm el cultivo de granadilla el estado debe promover industrialisar ese producto la mejor manera de ayudar a los capesino es asi no mintiendo al pueblo y olvidarse
ResponderEliminarLa solución es ponerles un comprador de cafe y cacao en la zona. Los agricultores producen solos, sin necesidad de créditos ni insentivos, si es que pueden vender sus productos.
EliminarLlatinos de Corazón
ResponderEliminarEn esa madrugada, el romántico sonido del pequeño caudal del Río Tambos, fue interrumpido, por la cadencia de pasos de caballos con herradura. Los ritmos, de los golpes de las herraduras, en las calles empedradas, de la subida del puente Tambos, hacia LLata, eran diferentes. Uno de los trotes de los caballos era más rápido que los demás. Cuando se vio a los caballos se explicó. Era de un caballo de paso.
Eran tres montados que arriaban unas acémilas de carga. Mulas, burros y caballos de carga. De 12 a 15 acémilas.
Venían desde Monzón. Hablaban de Tantamayo. De Chuquibamba y el oro. De las jornadas que les faltaba para llegar hasta Huaras, vía San Marcos. El acento del Quechua, denotaba una energía de hombres fuertes y acostumbrados a la intemperie.
En el alojamiento, desensillaron las acémilas en el muladar. Los proveyeron de pasto fresco y agua. Tenían que descansar un día y sus dos noches.
El jefe de los arrieros era pariente del dueño de la casa que los hospedaba. En la mañana un caliente y abundante Yacu Cashqui, fue el desayuno. Se sirvieron en mates y se hirvieron en grandes ollas de barro, El olor a eucalipto de la leña y de la muña añadida al caldo llenaba el movido ambiente.
Los viajeros ofrecieron “Orejones”. Plátanos maduros secados en almíbar. Pero con alguna tecnología, los ponían crujientes y glaciados. Deliciosos. El sabor queda en la mente, no se pudo repetir el deleite de tan increíble manjar. Estábamos saboreando en plena sierra, en Llata, un producto Procesado. Una fruta seca, elaborada en la Amazonía Huamaliana.
Los aparejos de carga y las monturas de los arrieros estaban bajo techo. La carga, se colocó bajo un toldo de jerga (Tejido de lana de ovino, para costales), impermeabilizada con jebe de caucho. Por supuesto. La jerga era de Llata y el caucho de Monzón. Se notaba el toldo pesado y fabricado a mano. La jerga era gris con algunas fibras negras. El lado impermeable era de color beige, semi transparente.
La carga eran fardos de jerga, contenían hojas secas de coca. Los arrieros abastecían de las hojas de coca a las cuencas del alto Marañón, pasaban al callejón de Los Conchucos para dejar en San Marcos y Chavín y enrumbaban al callejón de Huaylas, para Huaraz y sus pueblos vecinos.
Estaban siguiendo un camino ancestral. El Capac Ñan. Posiblemente por esta ruta llegaba la hoja de coca al gran Templo (Cámara de sonido) de Chavín de Huáncar. Desde el Monzón.
De madrugada ensillaron y partieron. Dejaron un profundo silencio y un recuerdo digno de compartir.
Al día siguiente, entró por Rondos el Postillón. Traía el correo. Venía desde Aguamiro. Montaba un caballo negro y jalaba una fuerte y grande mula. En bolsas impermeabilizadas venían las cartas y las encomiendas. ¿Llata, 1948?
Santos Jaimes Serkovic